sábado, 7 de abril de 2012

HOY Y AQUÍ ES EL KAIRÓS DE DIOS

En este mes que comienza todo invita a una renovación: la primavera en plena eclosión, los días más largos, el tiempo de Pascua, las Primeras Comuniones, Bodas… ¡Cristo ha muerto por mí y ha Resucitado para darme Vida! Y yo ¿Qué voy a hacer para mostrar mi agradecimiento y alegría, para aprovechar esa Vida nueva que Él me da? Si acometemos la empresa con entusiasmo, grandeza de ánimo, generosidad… a veces nos ocurre que edificamos castillos en el aire. Por un lado, dejamos de centrarnos en lo cotidiano, en lo que nos rodea, para dirigir nuestras “bondades” a lugares, tiempos y proyectos que nos quedan apartados. Vemos las injusticias lejanas, y las criticamos, pero no hacemos nada más que eso: hablar. Los de cerca nos parecen ya muy vistos y nos cansamos de amarlos, pero los de lejos…¡Qué de buenos sentimientos nos despiertan! Se nos presentan ante la imaginación deslumbrantes heroicidades (sea para sentirnos o  no, capaces de ellas), pero no pensamos mucho en sonreír a una persona adusta o en aceptar con amor la laaaarga cola de esa oficina municipal, y… ¡ni hablar de no quejarme de eso y aquello!
Emprendemos el viaje de la conciencia hacia los tiempos pasados (si hice o no hice…si me hicieron o no me hicieron) o nuestra atención vuela al futuro (esperanzas, temores, ansiedades…) y ¡No nos damos cuenta de que la lucha nuestra vida se decide en el momento presente!
El escritor converso C.S. Lewis, en su libro “Cartas del diablo a su sobrino” describe todas esas tentaciones que nos acechan y pueden alejarnos de la realidad, del seguimiento de Cristo. En unas ficticias cartas en las que un diablo experimentado da instrucciones a otro inexperto sobre cómo tentar e incitar al pecado a los humanos:

“Los humanos viven en el tiempo, pero nuestro Enemigo” (aquí el diablo se refiere a Dios) “les destina a la Eternidad. Él quiere, por tanto, creo yo, que atiendan principalmente a dos cosas: a la eternidad misma y a ese punto del tiempo que llaman el presente. Porque el presente es el punto en el que el tiempo coincide con la eternidad. (…) o si no obedeciendo la presente voz de la conciencia, soportando la cruz presente, recibiendo la gracia presente, dando gracias por el placer presente.”
“Nuestra tarea” (la de los demonios) “consiste en alejarles de lo eterno y del presente.” (Carta XV)
“mantén su pensamiento lejos de las obligaciones más elementales, dirigiéndolo hacia las más elevadas y espirituales.”(Carta III)
“Hagas lo que hagas, habrá cierta benevolencia, al igual que cierta malicia, en el alma de tu paciente”(se refiere al hombre al que está tentando). “Lo bueno es dirigir la malicia a sus vecinos inmediatos, a los que ve todos los días, y proyectar su benevolencia a la circunferencia remota, a gente que no conoce. Así, la malicia se hace totalmente real y la benevolencia en gran parte imaginaria.” (Carta VI)

El libro, nos descubre, en fin, cuáles son las estrategias que el demonio emplea para desviarnos del camino concreto del hoy y ahora, de mi circunstancia real, que es en la que Dios se encuentra conmigo, en la que me habla a la conciencia, en la que debo obedecerle y amarle (también en la persona de los demás), de ese seguir sus huellas paso a paso con fidelidad constante y amorosa. Ese amor y camino de seguimiento a Cristo convierte en extraordinario y sobrenatural todo eso que, de otro modo, podría volverse rutinario y mediocre. ¡María, ayúdanos a seguir siempre a tu Hijo!

                                                                     Pilar V.Padial
Blogueros con el Papa